Antes de morir 1
Te dedico las últimas palabras, porque la muerte está ya tan cerca de mí, que siento como el frío de su aliento me recorre el alma… y mi mente vuela hacia ti y tu recuerdo, aún a sabiendas que tu ya has encontrado lo que yo perdí al irte, lo que cualquiera busca, Te agradezco cada momento que compartimos y que la dicha tuya ha desaparecido de tu mente, así se desvanecen de ti las mañanas en que te esperaba fuera del aula, con el frío recorriendo mi piel, y entibiándome el cuerpo con tu recuerdo, cuando sabía que ibas a ser algo especial para mí, cuando entraste a mi corazón sin que mi mente se diera cuenta, comenzabas a darle tu luz a mis días, comenzabas a llenar con tu risa mis sonrisas, le procurabas brillo a mis ojos con tu figura y con tu gracia le comenzaste a dar vida a mi vida, llenando de sentimentalismos olvidados y negados el nuevo camino que fuiste abriendo, ese sendero que conducía a ti, y que con gozo comencé a caminar despacio, queriendo disfrutar de la vista que tenía al andar, y tantas cosas nuevas, y tantas cosas que ya conocía pero que ahora no se ocultaban, ¿te acuerdas?, no pudo ser así, porque precipitamos de más las cosas , algo que me intrigó aún más fue la aceptación que le dabas a lo que yo siempre veía en el espejo, por primera vez no quería sentirme el dueño de algo o alguien, por primera vez me halagaban con ideas, no con palabras huecas, por primera vez me abrían los brazos sin tener yo que mentir ni trabar mi manera de hablar, ni debería de intentar ser menos sarcástico, ni menos altivo, no había motivo para seguir la corriente a la corriente, una ventana se me dejaba ver con toda la inmensidad de la confianza, la certeza, el atrevimiento, la vocación y el cariño, acompañado a pesar de lo que atrae irremediablemente ese conjunto de cosas que es la vanagloria, la presunción y la pedantería, que aprendí de ti, porque tú lo eres y no lo ocultas, que no es malo si no se esconde, y lo resultaría si se llevara a cabo con cinismo o farsa, lo cual contigo nunca lo fué, (o quizá no lo quise ver), me contagiaste de tu desenfado, de tu actitud a la vida y cada vez quería más de ti… De saber que la forma de comportarme al principio contigo era lo que andabas buscando, hubiera hecho todo lo que estuviera en mis manos para no cambiar, más sentí que tú valías mucho para no hacerlo, y comencé a quererte y a darte un trato diferente, y de eso sé que te diste cuenta…Cuando llevé una cámara fotográfica, y comencé a tomarte fotos, recuerdo que cruzábamos el patio para ir afuera de la escuela a comprar algo para desayunar, y quise tomar tu sombra (que al final lo hice), y me dijiste: “¿porque no le tomas fotos a Rosa?”, iba a contestar pero la susodicha lo dijo antes que yo: “porque a quien quiere tomar es a ti”, ya no dijiste más, y yo a la vez intimidado por la posibilidad de respuestas que podrías dar, dejé de tomarte fotos en esos momentos, y en mi mente se repetían perseverantes las palabras de la compañera Rosa, fue entonces que se fueron hilvanando juntos mi mente y mi corazón, cayendo en la cuenta de que te quería, sin saber a ciencia cierta desde cuándo, quizá al conocerte, quizá al mirarte, quizá cuando me tomaste del brazo por vez primera fuera de la empresa “Bimbo”, quizá fue desde esa primera vez que sonreíste, o porque sentí que no había pasado desapercibido en tu caridad, o por creerte en ese momento tan especial por compartir tu tiempo con un tipo al que no conocías más que de vista y un saludo…
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